Estas enfermedades suelen ser raras con una muy baja incidencia.
Podemos clasificarlas en neoplasias de células B y T. Este último grupo es el más frecuente, siendo su principal exponente la Micosis Fungoide, entidad crónica muchas veces precedida en años por alguna dermatosis. A veces su diagnóstico es difícil y requiere de gran sospecha, siendo necesario en ocasiones efectuar biopsias cutáneas múltiples. Requiere de un seguimiento prolijo tanto por parte del profesional como por el paciente.
Hoy en día existen múltiples terapias tanto tópicas como sistémicas, y es muy importante remarcar la necesidad de trabajar con un equipo multidisciplinario que incluya al dermatólogo, hematólogo y anátomo-patólogo para el correcto diagnóstico, tratamiento y seguimiento de estas entidades.
Fuente: Consenso Linfomas Cutáneos Primarios. Actualización 2018.
Sociedad Argentina de Dermatología.
Dra. Florencia Lauro
Dermatóloga
10205