Las cicatrices cutáneas son el resultado de una injuria en la piel, cuyo origen puede ser traumático ó quirúrgico. De cualquier forma, resulta muchas veces una marca no deseada. Según su aspecto pueden ser lisas o rugosas, flexibles o rígidas, rosadas o blancas nacaradas o incluso pigmentadas. Algunas atróficas (como las conocidas y temidas estrías); algunas más gruesas y sobreelevadas así como duras y fuertemente adheridas. Es aquí donde la dermatología reparadora ha realizado grandes avances para mejorarlas. De esta forma podemos por ejemplo, rellenar con ácido hialurónico aquellas que han perdido gran parte de sustancia y se palpan hundidas; optimizar los resultados mediante la aplicación de:
Estos tratamientos se combinan de acuerdo a las necesidades individuales inherentes a la persona (como profesión, edad, sexo, etc.) y de acuerdo al tipo de cicatriz (localización, tamaño, forma, etc); se logra de esta forma una mejoría en las heridas y lo más importante, en la satisfacción de los pacientes.
Dra. Agustina Romanello
Dermatóloga
10980